sábado, 3 de mayo de 2008

Como comprar una latita de coca - Cinco pasos

Guía practica para el visitante Peninsular

Hoy: Como comprar una latita de Coca de la maquinita.

Paso uno: Ir hacia la maquina.

Paso dos: Ingresar dinero.
Paso tres: Elegir el Producto.

Paso cuatro: Comprobar que el producto ha caido.

Paso cinco: Retirar el producto

Con cuidado...

¡Cuidado!

AHHHHHH... ¡TODAS LAS MALDITAS VECES!

Será de Dios, che...

(Mientras tanto, en el cielo)
Dios: Mua ja ja, eso te pasa por comer la manzana, mua ja ja

Trabajo Peninsular, un libro y sus imagenes

Bueno, visto y considerando que el setenta por ciento de mi tiempo peninsular lo paso trabajando, he decidido inaugurar la etiqueta "trabajo peninsular", porque no solo de Tintin, Hooligans Ingleses, y personas raras vive el hombre.

(Hablando de eso, no volví a enganchar a Tin Tin nunca más =(, snif)

Pero antes de comenzar yo se que vos te estás preguntando:

- Bueno Dema, pero si el setenta por ciento del tiempo lo pasas trabajando, ¿qué haces en el otro treinta?.

Pues esto tío:

- Diez por ciento: Dormir.
- Otro diez por ciento: Sacar fotos.
- Y el último diez por ciento: Mirar la hora de españa y restarle cinco para saber que hora es en argentina.


(La foto no tiene nada que ver, pero me pareció que era un buen momento para poner una foto).

En fin...

Situación: El Gerente de Sistemas, mi jefa y yo nos disponemos a hacer la carga inicial de Libros a la base de datos (recuerden que estoy en una Editorial trabajando).

Luego de dos horas luchando para poder cargar las imagenes de los libros, logramos que la base de datos quede lista.

El gerente de Sistemas dice:

- Bueno, a ver como se ven las imagenes...

Tomamos un libro al azar, uno llamado "Manuel del Perfecto Idiota Latinoaméricano"

(No comments)

Primer imagen de la portada, un libro que nada que ver:

Segunda imagen, un libro de Isabel Allende:

Tercera imagen, una zapatilla:

Gerente: Pero... ¿esto es una joda?
(silencio incómodo)
Gerente: Jajajajajajaja, ¿qué pasó acá?, jajajajaja.
Yo: Jajajaja, no se, jajajajaja.


Resultado:
Diez minutos tentados de risa por culpa de la zapatilla.

Saludos Peninsulares,

Demax.-

PD: Por si a alguien le interesa, nos habían pasado mal las imagenes, por eso salieron así :p.

Sacando los pasajes para París - II

Continuando con la epopeya de conseguir los pasajes para ir a París, luego de recibir mi primer reprimenda peninsular, me siento a esperar que llegue el tren que me devuelva del aeropuerto a la ciudad:

Mientras espero, le consulto a una empleada del Renfe (cuyo único trabajo es darle pasajes gratis a los que vienen del aeropuerto. Imaginense, horas y horas de estar ahí entregando pasajes gratis. Para mi que es la pareja perfecta para el que maneja el autobús), si sabe donde puedo sacar los pasajes, a lo cual me dice que me conviene ir a averiguar a "Barcelona Sants"

¿Qué es Barcelona Sants?

Esto es Barcelona Sants:

Cuando cruzo una calle, me encuentro con la siguiente inscripción en la acera:
El cual traducido dice: "En Barcelona, uno de cada tres muertes por accidentes de tráfico son ocasionadas por leer este mensaje".

Una vez dentro, tenés que ir y pedirle a este tipo que te de un numerito para sacar el pasaje. O sea, el trabajo de este tipo es darte un numerito, nada mas, ¡es decir!, horas y horas parado ahí con su pechera amarilla haciendo las siguientes preguntas:

- ¿Adonde viajas?
- A París.
- ¿Cuando?
- En mayo.

Solo recién después de tal interrogatorio, te hace poseedor de un númerito. Hora tras hora, las mismas preguntas. (Lo siento por el tipo del autobus, pero este tipo es la media naranja faltante de la empleada que regala pasajes. Imaginenlo juntos, ella regalando pasajes, el entregando numeritos... ¡SI ESO NO ES AMOR, ENTONCES YA NO SE QUE ES!)

En fin, en la imagen dice 147, y yo tenía el:

Varias hojas de Saramago después... el momento tan esperado llega:

- Hola, quería averiguar si hay pasajes para París...
- Claro que hay -responde la mujer, sonriendo- ¿cuando querés ir?

:)

Esta imagen lo dice todo:


Saludos peninsulares,

Demax.-

Pd: Como me equivoqué el día del pasaje, al otro día tuve que ir a cambiarlo =/.

miércoles, 30 de abril de 2008

Parque de una hora

Día Martes. No, pará, día Miercoles. (Maldición, ya estoy perdiendo la percepción del tiempo...).

Una hora para comer.

- Bueno, yo ahora vengo.
- ¿Adónde vas, Dema?
- No se, por ahí.

Tomo el ascensor, salgo a la ciudad, compro algo rápido para comer, comienzo a caminar sin rumbo. Ahora, ¿cual es el truco acá en Barcelona? Que vos empezas a caminar sin rumbo, y de repente, apareces en un lugar así:

El parque este (cuyo nombre no encontré, por lo cual decidí bautirzarlo como... bueno, no se me ocurrió ningún nombre copado) al principio me hizo acordar a Barrancas de Belgrano, más que nada por esta imagen:

Sin embargo, luego de caminar un poco, descubrí que Barrancas de Belgrano no tiene esta estuatua:

Ni este lago:

Ni estas flores:

Aunque, por lo que yo recuerdo, las mujeres de Barrancas de Belgrano no eran de piedra:
(Hay quienes opinan lo contrario)

Sentado en un lugar como este, dibujando un rato (sí, dibujando, ni yo lo puedo creer), viendo a la gente tirada en el pasto:

A los perros corriendo para recuperar pelotas de tenis:

Es que uno pierde la percepción del tiempo, pero de una buena manera, no de esa que nos hace confundir los días y desear los domingos que nunca llegan, sino esa percepción que te hace creer que todo el tiempo es este parque de juegos, ese nene subido al caballito, aquel hombre tirado en el banco tomando sol, esa hoja roja plasmada contra el sol.

Aunque de repente:

- ¡No!, ¿que hora es?

Miro el reloj, ya habían pasado cincuenta minutos.
Guardo el cuaderno, la cámara, comienzo a caminar, me pierdo, doblo donde no era, cruzo en rojo, reconozco una cuadra, una esquina.
Llego a la oficina, subo el ascensor, miro el reloj.
Una hora exacta.

- ¿Y, Dema, todo bien?
- Sí, sí, todo bien.
- ¿Adonde fuiste?
- A un parque de una hora, que esta por acá.

Manchester - Barcelona, la revancha.

Y bueno, luego de lo acontecido la semana pasada con mi amigo el Hooligan, se vino el partido revancha entre Manchester y Barcelona.

Esta vez, en vez de ir a un lujoso bar como lo es el ya querido INCA BURGUER, aprovechamos la benevolencia de la televisión española y vimos el doparti en la siguiente platea de lujo:



Lo más interesante del partido sucedió, en realidad, siete horas antes del inicio del mismo.

(Oficina. Entra un pibe de Sistemas sosteniendo una hoja en la mano)
Pibe: Bueno, pues que acá hay una porra, ¿se quieren anotar?
Yo (desconcertado) : ¿Po...rra...?
Pibe: Pues claro, apostamos por el resultado, son dos euros y el que gana se lleva el pozo.
Yo: Vale, vale!

Ahí mismo pienso el resultado del partido y anoto mi presentimiento. Luego, pago los dos euros.

Yo: ¿Le puedo sacar una foto a la hoja?
Pibe: Pues vamos hombre, lo que quieras.
Compañero: Uh, este le saca fotos a todo...

Siete horas después, con una cerveza destapada y los zapatos en el placard (lugar del que JAMÁS deberían haber salido), prendemos la tele para ver que el resultado se inclinaba a mi favor.

(Aca debería venir una foto mostrando que Manchester ganaba uno a cero pero no tengo)

Como curiosidad del partido les puedo comentar que, mientras algunos jugadores estabán enfrascadisimos en el match, preocupados por hacer un gol...
...este Hincha Ingles se preguntaba: ¿Cuanta faltara para el próximo capítulo de Lost?

Y el cronista se cuestionaba: ¿Alguien notara que me estoy quedando pelado?

Pero bueno, en fin, la cosa es que Barcelona intentó empatar el partido pero no pudo, los de Manchester festejaron y yo, bueno, yo gané mi porra:


Saludos peninsulares,

Demax.-

martes, 29 de abril de 2008

Una risa

Hoy en el trabajo, alrededor del mediodia, se acerca una persona y me dice:
- ¿Vos sos Mariano?
- Sí
- Toma -y entrega un sobre.

Abro el sobre y de adentro sale... ¡¡Macanudo 1 de Liniers!!


Río, agradezco, la persona me sonríe aclarando que no es nada, luego da la vuelta y desaparece.

Estación Gràcia, Linea 7 de los Ferrocariles de Catalunya, dirección Tibidabo, nueve y media de la noche.

Visto saco, camisa, pantalon de vestir, zapatos, la mochila con la notebook, el libro de liniers bajo el brazo. Pensamiento único: "Dios mío, ¡quiero mis toppers!"

Pongo el ticket y bajo las escaleras mecánicas. El anden de la estación esta en el medio. Por la derecha corre el tren que debo tomar, por la izquierda el que me lleva para el otro lado.

Tomo asiento en uno de esos bancos sin respaldo. A mi costado esta sentada una chica. Nos sentamos cada uno mirando para su lado: Yo, el derecho, ella, el izquierda. Si nos acercaramos, quedaríamos espalda con espalda.

Pero en vez de eso mantenemos la distancia, yo ocupado en recordar a mi Macanudo bajo el brazo, ella absorta en leer su libro, su silencio que sugiere tristeza, o soledad.

Enderezándome un poco comienzo a hojear las primeras páginas y una realidad se me hace inevitable:

- Me comienzo a reir en voz alta.

Hablo de esa risa feliz, de esa risa de quien-disfruta-la-cosa, esa carcajada espontánea que no pide permiso, ni completa huecos. La chica me mira de costado, al principio molesta por que mi risa la interrumpe, luego como cómplice del momento.

Sigo pasando las hojas y cada chiste me hace reir más, pierdo conciencia de donde me encuentro y no puedo evitar reirme, comprender lo bello de todo tan solo por un libro, unas historietas, la singular forma de dibujar de Liniers.

Pero pronto, no soy solo yo el que río. Mi risa contagia, y la chica rie conmigo, y su risa también es espontanea, también tiene eso de infantil y nuevo. Me mira de reojo con la complicidad ya establecida y ambos reimos juntos, nuestra risa es una risa, mi felicidad la salpica como una lluvia al mar.

Y en este juego de reojo nos miramos, y una risa nace en mi para llegar a ella, posarse sobre sus labios como una nube invisible. Y el ruido del tren llega un poco más allá, y aunque el juego está establecido, aunque ya se puede saludar y preguntar lo-que-sea, mejor es congelar el momento, dejarlo ahí eterno, como una estatua viviente, como una sombra que no cambia de forma.

Mis risas se transforman en una mueca de sonrisa, su mueca de sonrisa en una mirada de silencio.

Suspiramos, y asentimos, estamos acordando algo que no necesitó ser dicho, una línea que seguira escribiéndose en otras personas.

Entro al metro, tomo asiento. Ella vuelve a su libro, la voz automática anuncia que las puertas se cierran, más alla veo llegar el tren del otro lado.

El libro de liniers se abre de nuevo, la chica pronto desaparece.

Una risa queda posada en aquel banco.

lunes, 28 de abril de 2008

Instantaneas Peninsulares, 27 de abril

Un salpicado cortito de imágenes del fin de semana.

El Mediterraneo:

Parc del Port Olimpic:




Plaza Catalunya:



A mitad de la tarde se me quedó sin batería la cámara.

Aguante el litio que igual sigue andando quince minutos más.

(Quiero terminar Satarsa y no tengo tiempo)

Palabra-aleatoria peninsulares,

Demax.-

BONUS 1:
Hora a la que salí de laburar el sabado (bah, ya era domingo :s)


BONUS 2:
Pura paz.